La leche de vaca, por su composición, no resulta adecuada en la alimentación de bebés lactantes y preescolares ya que tiene una muy alta concentración de proteínas y minerales, y estos suponen una sobrecarga excesiva para los sistemas digestivo y renal de los más pequeños, que durante este periodo de su vida todavía se encuentran en proceso de maduración. Además, contiene poco hierro, lo que aumenta el riesgo de que aparezcan deficiencias de este mineral y una concentración limitada de ácidos grasos esenciales ω-3 y ω-6, fundamentales para su desarrollo.

Por todas estas razones, muchos pediatras y especialistas en nutrición infantil recomiendan retrasar la introducción de la leche de vaca como mínimo hasta los 12 meses de vida, y si es posible, mejor hasta los 3 años de edad, momento en que la capacidad digestiva ya es más parecida a la de un adulto.

En cuanto al tipo de leche más adecuada para la alimentación del bebé desde los 12 meses a los 3 años, existen dos alternativas: la primera es que se mantenga la utilización de la leche de continuación (como Blemil Plus 2 o Nutribén Continuación) hasta dicha edad, y la otra es pasar a una leche de crecimiento (como Blemil Plus 3 o Nutribén Crecimiento) o también llamada júnior (como Nestlé Júnior), que puedes encontrar en tu farmacia tanto en polvo como lista para tomar, y que sigue presentando una concentración de minerales y proteínas inferior a la leche de vaca que toma la familia, proporciona un bajo contenido en grasa saturada y está enriquecida con vitaminas y minerales. Además, estas leches son ideales para seguir preparando papillas a tu pequeño.

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